Saturday, February 24, 2007

Prejuicios contra la energía nuclear

Por Fernando Muñoz, Senior DCU PUC
El Mercurio, 24 de febrero de 2007.-


Actividades de voluntariado en Chiloé me llevaron a viajar a Santiago en un bus a toda velocidad por nuestras bien mantenidas carreteras. Debo confesar que la sensación de inquietud e incertidumbre que me acompañó durante el viaje era ¡muchas veces mayor! que la que haya experimentado alguna vez viajando en avión. Sin embargo, para muchas personas ocurre lo contrario: una encuesta rápida nos revelaría que la gente siente mayor temor a viajar en avión que en bus. Curiosamente, me encuentro en la misma situación respecto de la energía nuclear: a diferencia de la mayoría, siento que es más confiable, segura y amigable con el ecosistema que otras fuentes como el carbón, el petróleo o el gas natural.

En efecto, la energía nuclear es más confiable que el petróleo o el gas natural; por lo menos para nuestro país, que al carecer de fuentes propias de estos elementos se ve expuesto a importantes amenazas geopolíticas. Asimismo, es más segura, pues la tecnología actual y los estándares de calidad de los edificios de contención que albergan los reactores nucleares permiten que éstos resistan el impacto de aviones y huracanes. Finalmente, es más amigable; pues no libera gases tóxicos de efecto invernadero a la atmósfera, lo cual, si mal no recuerdo, es uno de los principales temas de la agenda internacional debido al calentamiento global.

Usualmente se esgrime frente a los argumentos recién reseñados una sola palabra: Chernobyl. Sin duda es una gran herramienta retórica, tal como en otra época lo era acusar al enemigo de brujería o pacto con el diablo. Pero hoy es sabido que este lamentable accidente se debió a deficiencias técnicas que no es del caso detallar aquí.

Desde luego, es un hecho que la energía nuclear cuenta con una inmerecida mala fama; cada vez que este tema se plantea, la opinión pública tiende a considerar a quienes la promueven como despreocupados "lobistas" de intereses empresariales ajenos a los problemas del ecosistema. Es curioso, pero la realidad es otra: para Chile, energía nuclear significa independencia energética y geopolítica, seguridad, y lucha contra el calentamiento global.

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